La infancia diagnosticada
Los mecanismos escolares guardan la pretensión de ingresar a los
estudiantes en una carrera hacia el saber marcada por el estudio, los exámenes
y la producción personal y grupal. Dicho proyecto posee numerosas
consecuencias, muchas de ellas consideradas valiosas por quien escribe esta
nota. Sin embargo, me propongo hablar de una consecuencia de dicha carrera que
considero una violación de los derechos de la infancia.
Desde comienzos de la década de los años 90, han comenzado a proliferar
diagnósticos de TDAH (trastorno de déficit de atención e hiperactividad).
Dichos diagnósticos coincidieron con un aumento en la producción de la droga
usualmente aconsejada aplicar en dichos casos: la ritalina. De acuerdo con el informe de las Naciones Unidas sobre
sustancias sicotrópicas del año 2008, la producción de ritalina a nivel mundial
aumentó de unas 2,8 toneladas en 1990 a unas 38 toneladas en 2006.
Los casos donde el discurso médico encuentra
"necesaria" la aplicación de la droga, son de los más variados y
distan de poseer un criterio unificado que permita confiar en los
diagnósticos. En su blog “A cientista que virou mãe”, la bióloga brasilera Ligia Moreiras Sena narra
un caso relatado por el pediatra Daniel Becker sobre una paciente: “Ella había tenido un problemita en la escuela, algo así como una mala nota
en una prueba de matemática, y por causa de eso, fue sometida a una evaluación
en el “instituto de Psicología noseque”- él no menciona el nombre, donde fue
recomendado el uso urgente de Ritalina. (…) El médico también recuerda que por
detrás de eso también hay intereses comerciales, y que evidencia una actitud
actual de la sociedad, que es la de querer resolver un problema generando más
problemas"
Con respecto a la Ritalina
aconsejada a aplicar, la Dra. Maria
Aparecida Affonso Moysés escribe para la revista Portal UNICAMP que se trata de
una droga aplicada con el objetivo de “mejorar la concentración, disminuir el
cansancio y acumular más información en menos tiempo”. Todo lo que “supuestamente”
debe tener un niño ideal de nuestras escuelas.
Reponemos los
datos para dar cuenta del mecanismo hipócrita que tenemos ante nosotros: a partir de postular
niños sabios-que-aprueban y niños no-sabios-que-reprueban, se busca patologizar
al que no sabe o no presta atención (diagnóstico de TDAH) y medicalizarlo
(ritalina) para insertarlo en el régimen de híper productividad escolar
(momento previo de la híper productividad capitalista). Entiendo dicha
tendencia masiva como una violación a los derechos de la infancia que sólo
busca anular las diferencias existentes entre los diferentes procesos de
aprendizaje sin respetar las particularidades que cada niño trae consigo, ni
permite el desenvolvimiento de de cierta
infancia que sencillamente posee menos atención que una persona adulta, y mayor
tendencia a la actividad. Creo que valorar dichas características, en
lugar de “resolverlas” con fármacos, nos permitirá construir una educación más
plural y con mayores posibilidades de resolver apropiadamente las problemáticas
con las que cada niño debe lidiar en su recorrido por la escuela.
FUENTES:
- ONU. International Narcotics Control Board.
Psychotropic substances: statistics for 2006: assessments of annual medical and
scientific requirement. 2008. Disponible en: https://www.incb.org/documents/Psychotropics/technicalpublications/2008/psy_2008.pdf
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