La
idea de esta nota comenzó viendo la película El Patrón de Sebastián
Schindel, con Joaquín Furriel como protagonista principal. La historia
se basa en un hecho criminal real sobre un hombre rural que llega a Buenos
Aires en busca de trabajo y termina explotado por un siniestro patrón que lo
obliga a vender carne podrida y lo somete a una verdadera esclavitud, la
historia se desarrolla en el centro de la Ciudad de Buenos Aires y en el siglo
XXI.
La
película me impactó bastante por diferentes razones. En primer lugar, me mostró
la realidad de vida y las cosas a las que son sometidas, por unos pocos pesos,
las personas como el personaje de Joaquín. Esclavos del trabajo y la pobreza. Según
las estadísticas oficiales de La Alameda y Esclavitud Cero, hay más de 500.000
personas que son sometidas a condiciones de esclavitud en Argentina. El sector
que más mano de obra esclava emplea en Argentina es el textil: el 78% de los
talleres son informales. Sólo en el Gran Buenos Aires se estima que existen unos
15.000 talleres clandestinos con entre 7 y 10 costureros cada uno.
Existen
leyes básicas que se encargan de darle un marco jurídico al régimen laboral,
como por ejemplo la Ley de Contrato de Trabajo, la que establece un mínimo de
edad para los empleados, entre otras regulaciones, y los decretos de Salario
Mínimo, a partir de los cuales todos los trabajadores deben recibir una
remuneración preestablecida. Entre otras regulaciones también se destacan las
asignaciones universales a todos los trabajadores, el régimen de despidos, el
de licencias, y el de seguridad social.
En
segundo lugar, la película muestra las razones por la cual se producen estos
casos de esclavitud. La principal razón es el abaratamiento de los costos, los
cuales terminan pagando los trabajadores, pero también sirve para mantener en
silencio lo que los patrones no quieren que se sepa en la sociedad y los
consumidores. Por ejemplo, (el caso de la película) el patrón esclaviza al
protagonista y a su mujer en su carnicería para tener el gasto mínimo de
salario, pero también, con ellos oculta el hecho de que vende carne podrida. La
humilde pareja limpia la carne en mal estado y la enjuaga en lavandina para que
no tenga mal olor. Además, ellos viven en la parte de atrás de la carnicería en
un cuarto pequeñísimo y sucio, por el cual el patrón les cobra renta. Cualquier
otro trabajador con un respaldo financiero mínimo, denunciaría o dejaría ese
horroroso trabajo, pero ellos no pueden. Ellos no tienen a dónde ir, con que
comer, y además, están endeudados con el patrón por el alquiler.
bibliografia:
ResponderEliminarhttp://www.elmundo.es/america/2012/06/13/argentina/1339616621.html
http://www.lanacion.com.ar/1891220-trabajo-precario-los-talleres-clandestinos-origen-de-la-mayor-parte-de-la-ropa-del-pais
https://nazarenolanusse181087.wordpress.com/
http://www.filmaffinity.com/ar/film496998.html
No vi la película pero sí conozco bastante de cerca el trabajo de La Alameda y el tema de la esclavitud contemporánea. Los talleres textiles son un caso paradigmático de un tipo de servidumbre contemporánea que también se puede ver en otros ámbitos (trabajo rural, sexual, etc.)
ResponderEliminarLas razones de las que hablás bien pueden ser pensadas con las herramientas teóricas que estamos viendo en Marx: si la finalidad es la mayor acumulación de capital, es un poco complicado pensar cómo terminar con este tipo de hiper-explotación. Si, además, los sindicatos u otro tipo de organizaciones de trabajadores son debilitados en el orden neoliberal, quedan pocas posibilidades de que individualmente alguien en esas condiciones pueda defenderse de ese tipo de explotación. Es una de las "delicias" del individualismo.
Kato, es increíble lo que se le llega a hacer a un ser humano solo por el hecho de disminuir los costos. En esto también creo que tenemos la culpa nosotros como sociedad ya que cada vez que podemos conseguir algo mas barato, lo hacemos sin pensarlo. No nos ponemos a pensar en porque ese producto es mas barato, en quien pago por la diferencia de precio que nosotros nos ahorramos. Creo que una forma de intentar resolver o disminuir este tipo de recortes de gastos que se hacen, es responsabilizándonos de averiguar de donde proviene lo que compramos.
ResponderEliminarBuena nota rato, es impactante lo que se puede llegar a hacer por el capital. La falta de ética, o moral que se debe tener para explotar de esa manera vendiendo en este caso carne podrida. Se evidencia también la lógica capitalista, el estar en todo momento buscando generar ganancias extra, reproducir el capital sin frontera alguna, en este caso disminuyendo los costos de producción al mínimo y generando una relación de explotación con los trabajadores.
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